El regreso masivo de las bicicletas en Cuba y su impacto social
Una escena que revive recuerdos del Período Especial
En los últimos meses, las calles de ciudades como La Habana, Santiago de Cuba y Holguín han vuelto a llenarse de bicicletas. Este fenómeno recuerda a la década de los 90, durante el conocido Período Especial, cuando la falta de combustible y transporte público obligó a muchos cubanos a recurrir al pedal como única alternativa para movilizarse.
Hoy, más de treinta años después, las condiciones se repiten de manera inquietantemente similar. La severa crisis económica, la escasez de combustible y el colapso del transporte público han llevado nuevamente a los cubanos a desempolvar sus viejas bicicletas o adquirir nuevas para poder desplazarse y continuar con sus actividades diarias.
¿Por qué han vuelto las bicicletas?
El regreso masivo de las bicicletas no es una moda ni una elección voluntaria para mejorar la salud o cuidar el medio ambiente. Se trata de una necesidad impuesta por la realidad social y económica de la Isla. Entre los factores que impulsan esta tendencia están:
- Desabastecimiento de combustible: La falta de diésel y gasolina ha reducido drásticamente el número de ómnibus y autos particulares activos.
- Elevado costo del transporte: Las tarifas de taxis y transportistas privados se disparan en un contexto inflacionario, convirtiéndose en un lujo inalcanzable.
- Ahorro económico: Con salarios estatales congelados y precios por las nubes, la bicicleta representa un ahorro sustancial para los bolsillos de los cubanos.
- Agilidad para moverse: En ciudades congestionadas o con pocas rutas de ómnibus, el pedal se vuelve una opción práctica y eficiente.
Una solución con múltiples caras
La bicicleta no solo representa un medio de transporte en tiempos de crisis, sino que también acarrea consecuencias sociales importantes.
Impacto en la calidad de vida
Aunque montar bicicleta puede ser saludable, hacerlo bajo el sol tropical y durante largas distancias —muchas veces con carga adicional— puede afectar negativamente el bienestar físico, especialmente para las personas mayores o con problemas de salud. Además, la falta de infraestructura adecuada, como ciclovías o estacionamientos seguros, complica su uso cotidiano.
Renacimiento del comercio de bicicletas
Como era de esperarse, el alza en la demanda ha creado un mercado paralelo donde los ciclistas buscan repuestos, accesorios y servicios de reparación. También ha surgido una nueva generación de mecánicos y vendedores que ven en esta crisis una oportunidad para emprender dentro del sector informal.
Una brecha social cada vez más visible
El regreso de la bicicleta ha evidenciado aún más las desigualdades sociales en Cuba. Quienes no pueden acceder a una bicicleta —por falta de recursos o disponibilidad— se ven obligados a caminar grandes distancias o esperar horas por un transporte que quizás nunca llegue. Mientras tanto, quienes logran comprar una bicicleta de mejor calidad, muchas veces importada, tienen una ventaja significativa en su rutina diaria.
El ciclismo urbano como espejo de la crisis
Cuba vive una realidad en la que la nostalgia de los 90 ha dejado de ser un mero recuerdo y se ha convertido nuevamente en parte del presente. Las bicicletas, símbolo de resiliencia para muchos, también se han convertido en un reflejo claro de las carencias estructurales que enfrenta el país.
Puede que el pueblo cubano no haya elegido volver al uso masivo de bicicletas, pero una vez más, ha sabido adaptarse con creatividad, resistencia e ingenio ante las adversidades. No obstante, queda claro que mientras el problema de fondo no se resuelva, la bicicleta continuará siendo más una medida de supervivencia que una elección de estilo de vida.
Pueden leer el artículo original en el siguiente link: https://diariodecuba.com/cuba/1750332791_61652.html
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