Padres cubanos luchan por criar a sus hijos en crisis

Una crianza marcada por la escasez y la incertidumbre

En medio de la peor crisis económica en décadas, los padres cubanos enfrentan desafíos cada vez más abrumadores para criar a sus hijos de forma digna. La escasez crónica de alimentos, medicamentos, calzado, ropa y productos de higiene ha convertido la crianza en un verdadero campo de batalla. Muchos padres, tanto dentro como fuera de la Isla, relatan cómo esta situación les afecta emocional, física y financieramente.

El contexto es alarmante: salarios que no cubren lo básico y servicios públicos en deterioro. La opción de migrar se convierte a veces en la única alternativa para poder apoyar a los hijos desde el extranjero. Pero incluso los que emigran enfrentan nuevos retos para mantener los vínculos y garantizar el sustento de sus familias en Cuba.

Los costos de la infancia en un país en crisis

Criar un niño en Cuba es hoy una tarea que, más que de amor y cuidados, exige malabarismo financiero. Desde el nacimiento, cada etapa del crecimiento está cargada de obstáculos:

  • Productos de primera necesidad que escasean o solo están disponibles en dólares.
  • Educación gratuita, pero carente de materiales y con profesores mal remunerados.
  • Salud pública con consultorios sin medicamentos ni recursos básicos.
  • Falta de transporte escolar y opciones recreativas accesibles.

Estos factores no solo tensionan el bolsillo, sino que también afectan emocionalmente a los niños, que muchas veces no entienden por qué no tienen los mismos juguetes, alimentos o condiciones que otros.

Resiliencia cubana: cuando el amor vence la adversidad

A pesar del contexto hostil, los padres cubanos sacan fuerzas de donde no las hay para proteger a sus hijos. La creatividad, el ingenio y la solidaridad familiar son pilares en la crianza. Muchos recurren a las redes sociales para vender, cambiar o buscar recursos; otros reciben remesas de familiares en el exterior, lo que alivia, pero no resuelve todos los problemas.

Cada vez es más común que uno de los padres se vea obligado a emigrar por necesidad, no por elección. Esto implica un sufrimiento añadido: criar a la distancia, mantener el vínculo emocional con los hijos, perderse momentos clave de su crecimiento.

El futuro en juego

Lo más preocupante es cómo esta crisis constante afecta el desarrollo de las nuevas generaciones. La falta de una alimentación equilibrada, la pérdida de calidad en la educación, la ausencia de atención médica oportuna, todo repercute en el bienestar de los niños y, en consecuencia, en el futuro del país.

La pregunta clave es: ¿qué puede hacerse para cambiar este panorama? Mientras no haya políticas reales que prioricen los derechos de la infancia y la estabilidad económica familiar, la carga seguirá recayendo en los hombros de padres agotados y niños desprotegidos.

Entre el dolor y la esperanza

Ser padre o madre en Cuba hoy es un acto de resistencia. Cada comida que se logra poner en la mesa, cada zapato remendado, cada tarea escolar completada, es un triunfo. Pero los padres necesitan más que fuerza de voluntad para criar bien: necesitan apoyo, oportunidades y estabilidad.

En estas condiciones, la lucha por criar a los hijos se convierte en una constante negociación contra la escasez, el estrés y la separación. Aun así, persiste en muchos hogares cubanos una esperanza silenciosa: que algún día criar a un hijo en Cuba vuelva a ser motivo de alegría y no de angustia.

Puedes leer el artículo original en el siguiente link: https://diariodecuba.com/cuba/1749985728_61580.html

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